Un profesor universitario envejecido y feo llamado Gibb ha
descubierto en la universidad una máquina de intercambio de cuerpos y quiere
probarla con un chico llamado Steve, que cree que se va a beneficiar de
capacidades y conocimientos de su profesor. Pero las intenciones de Gibbs son
siniestras, puesto que quiere cambiar de mente con Steve para tener mejor
apariencia y ser más joven. La cuenta de la operación se la quiere cargar a
Steve, que si no paga puede entrar en prisión y todo, pero medita que si él se
mete en su cuerpo tendría que pagarla él mismo, por lo cual tendría que
atribuirla a su persona.
Analizando esta historia de transferencia de cuerpos,
podemos recordar que ya Sócrates y Platón pensaban que cuerpo y alma estaban
separados por tanto podían intercambiarse, lo contrario a lo que sucede con
Aristóteles que tras reflexionar sobre las "esencias" de esos dos,
llega a la conclusión que cuerpo y alma están unidos.
Esto pretende demostrar que la "identidad"
realmente tiene más que ver con las características mentales que con las
físicas. Si las cabinas, en lugar de enviar los atributos de Gibb a Steve, los
dejasen intactos en el cuerpo original de Gibb, el pobre viejo sería doblemente
desgraciado, pues acabaría arruinado física y económicamente tras el proceso.
Me parece un articulo muy interesante ya que relaciona hechos de la vida con los de la antigüedad.
ResponderEliminarAlba Giron